Dispositivo interactivo, 2013
Dominique Peysson y Hsinli Wang
Siguiendo la serie de obras "Les Limbo" de Hsinli Wang
septiembre de 2013 - agosto de 2014
Agua, vidrio, radiador, ventilador, computadora, sensores, barra LED
Dos paralelepípedos de 80X60X40cm, vitrinas ESPGG,
10 rue Vauquelin, 75005 París
Asesor Científico Daniel Beysens, Laboratorio PMMH, ESPCI.
Asistente de ingeniería Cyrille Henry, asistente de luces Annie Leridan
Como parte del programa Interacción Reflexiva/EnsadLab
(Laboratorio de investigación de la Escuela Nacional de Artes Decorativas).
Con el apoyo de PSL
Hydrophily es un trabajo sobre el hilo entre lo efímero y lo permanente. Los frágiles patrones de niebla pueden cambiar muy finamente dependiendo de la temperatura exterior. El tamaño de las gotas que constituyen la materia misma del dibujo aumenta muy lentamente con el tiempo, día tras día. La luz de los sistemas instalados en los escaparates responde de forma interactiva a la presencia de los espectadores...
El título del trabajo hace referencia tanto a las plantas hidrófilas que dejan llevar su polen con el flujo del agua como a las propiedades físico-químicas específicas del material que controla la presencia o no de neblina en la superficie. Es la corriente de un río o el flujo de un estanque lo que permitirá que las plantas hidrofílicas, como la Potamogeton, polinicen y por lo tanto se reproduzcan.
El circuito de agua que se evapora, se condensa en la pared, luego permanece en forma de gotas que ganan espesor y fluyen en lugares para unirse al agua estancada, recuerda el flujo necesario para la reproducción de estas plantas. Una dinámica lenta y vacilante: la de la imagen de niebla inicialmente muy fina y particularmente nítida y luminosa, que luego pierde su resolución a medida que cada una de las gotas, como píxeles, aumenta de tamaño. Suavemente melancólicas, como el entorno de los estanques, las cajas de niebla juegan con la luz y nos hacen ver imágenes fantasmales sacadas directamente de mundos imaginarios.
Una obra de arte y ciencia.
La hidrofilia también hace referencia al carácter específico de ciertas superficies a las que les “gusta” el agua: una superficie hidrofílica favorecerá su contacto con el agua antes que con el aire o cualquier otro fluido. La realización de esta instalación pudo optimizarse gracias al físico Daniel Beysens y al químico Niki Baccile.
Cuando el aire húmedo entra en contacto con una superficie de temperatura más fría, el agua se condensa en la pared, formando la niebla que conocemos bien. La aparición de esta niebla depende en gran medida del ángulo que formen las gotas de agua sobre el soporte.
Para una superficie muy hidrofílica, el ángulo es cercano a cero y el agua forma una película transparente. Por el contrario, las gotas colocadas sobre una superficie muy hidrofóbica son casi esféricas. Este es el efecto de loto.
Estas propiedades de la superficie están controladas por la estructura molecular de la superficie, así como por su estructuración física. La estética de la niebla obtenida, de transparente a blanco iridiscente, puede por tanto ser controlada mediante tratamientos superficiales que modifiquen sus propiedades.
Actualmente se está investigando mucho en los laboratorios para afinar las posibles respuestas según las diferentes especificaciones. Hydrophily ha aprovechado esta investigación para generar una niebla muy blanca que puede durar satisfactoriamente varios meses en el recinto cerrado de las piscinas.
Una instalación que juega con la luz
Para resaltar la delicadeza de los patrones de vapor, la iluminación instalada en el sistema permite que la luz circule a lo largo de la cuenca. El movimiento de la luz resalta el grosor de las gotas cuando se hacen más grandes, como pequeñas lupas que reflejan la fuente de luz de lado, de derecha a izquierda de forma irregular. Interactiva, la luz responde a la presencia de los transeúntes en la calle, que pueden convertirse en espectadores frente a las ventanas. Los movimientos de la luz se hacen entonces según una dinámica específica, más rápida y cambiante según el público, variando al mismo tiempo en intensidad, en tonalidad y en posición. Los colores cambian de blanco azulado frío a blanco cálido, más amarillo, gradualmente. El control de las luces se realizó con la ayuda de Cyrille Henry y Annie Leuridan, supervisores especialistas en programación e iluminación respectivamente de EnsadLab, con la mirada crítica de Omar Benyebka de la ESPGG.
Mira el tiempo pasar
Hydrophily es una instalación que evoluciona con el tiempo, según dos dinámicas distintas.
Los tiempos cortos corresponden al momento en que la niebla aparece por primera vez, de forma delicada, casi mágica, poco a poco.
Una vez formada, la niebla permanece, pero cambia con el paso de los días. La cantidad de agua condensada en las gotas aumenta: la masa de agua en cada una de ellas varía linealmente en función del tiempo y su radio en función de la raíz cúbica del tiempo. Las gotas pequeñas tenderán a moverse para unirse a las gotas más grandes. Entonces habrá coalescencia. Luego las gotas crecen hasta que se tocan y se fusionan. El crecimiento de las gotas se acelera y luego varía linealmente con el tiempo en una superficie plana. Finalmente, algunas gotas crecen tanto que acaban deslizándose por el sustrato, si no es horizontal. Después de eso, el sistema se estabiliza y el dibujo de gotas ya no evoluciona.
Atravesadas por la luz, las gotas más grandes darán menos contraste, pero tomarán espesor. La luz quedará atrapada allí y los patrones cambiarán de apariencia dependiendo de la orientación de la luz. Las grandes gotas permitirán así dar "cuerpo" a la superficie dibujada, introduciendo la posibilidad de una dinámica en respuesta a la de la luz. Esto ya no es un dibujo, sino una escultura de gotas.
Finalmente, el tamaño de las gotas define la "resolución" de la imagen que se puede obtener con la niebla, al igual que los píxeles de una imagen digital. Cuanto más grandes sean las gotas, menor será la resolución. El dibujo es cada vez más fácil, poco a poco. Un poco como una imagen de la memoria que pierde sus detalles con el paso del tiempo, mientras aumenta su consistencia y fuerza emocional.
El espectador puede entonces pararse allí, frente a las ventanas, y ver pasar el tiempo.